Coronateaching ¿síndrome o nueva oportunidad para la reflexión? I/II
Por Débora Ramos Torres | Marzo, abril y mayo del año 2020 han sido meses de gran presión por la grave crisis de emergencia sanitaria mundial que causa la pandemia de la COVID-19, durante los cuales, para frenar la propagación del virus, se ha precisado de distanciamiento físico y social como limitación del contacto entre las personas.
Esta muy extendida cuarentena, de confinamiento habitacional, ha impactado a todos los sectores de la vida, incluyendo la paralización de quienes dinamizan los ámbitos laborales, como el sector de la economía, la cultura, el transporte y, al igual que otros, la educación superior.
La suspensión de las actividades de tipo académico, como las clases presenciales, condujeron a las instituciones educativas a buscar soluciones que permitieran su reemplazo a través de diversas plataformas tecnológicas y digitales, hecho que ocurrió de manera global en casi todas partes del mundo.
Frente a estos hechos ha sido un reto la continuidad de los procesos formativos en todos los niveles educativos. Tanto escuelas como universidades, y todo los tipos y tamaños de instituciones de educación superior (IES) o terciaria, han tenido que hacer una transición o adaptación de sus modelos educativos a otro, dando paso a una modalidad abierta, a distancia y en línea implantada en forma accidentada o como suelen decir, modelo educativo en tiempos de emergencia sanitaria por el coronavirus (2). Esta enseñanza remota de emergencia (ERE), caracterizada por la migración abrupta al aprendizaje en línea, se ha conocido como Coronateaching, un síndrome provocado por los efectos que sobre los profesores ha ocasionado este tipo de práctica.
Las diferentes modalidades educativas
Educación en línea (educación online o e-learning)
Se entiende como una variante de la educación a distancia, y utiliza tecnologías digitales para transformar la experiencia del aprendizaje. Por ello, en estricto rigor, el concebir, planificar, diseñar y desarrollar una unidad curricular/curso o programa en línea genuino requiere de mucha preparación. Puede consumir hasta un año de capacitación y colaboración del profesorado con diseñadores de instrucción, programadores e ilustradores, así como la disponibilidad de recursos económicos y una infraestructura tecnológica compleja, que comprende acceso regular a herramientas y dispositivos digitales, conexión a internet de banda ancha confiable, y a menudo requiere orientación y apoyo de los estudiantes (1) (5) (8).
La educación a distancia (EaD)
Se concibe como una opción pedagógica organizada de manera consciente para situaciones en las que profesores y estudiantes no se encuentran juntos físicamente, y para el desarrollo de complejos e integrales momentos de aprendizaje, que requiere de la implementación de didácticas y metodologías adecuadas. En cuanto al uso de tecnologías, la EaD no se suscribe al Internet en forma exclusiva, sino complementaria, con frecuencia apoyándose en el libro impreso, audios, videos, sitios web, blogs, entre otros recursos. Asimismo, la organización de un programa de EaD demanda planificación, tiempo y recursos técnicos, humanos y financieros. Estiman los expertos que, contando con todos los recursos necesarios, un profesor puede tomar entre seis y nueve meses en diseñar un curso online y que aún después de tres períodos de gestión del curso, puede realizar ajustes al mismo (8).
La enseñanza remota de emergencia (ERE)
La crisis y estados de emergencia decretados globalmente por la pandemia de la COVID-19 requirieron de una respuesta expedita, por lo que se precisó de una forzada transición para sostener el continuo formativo, optando por un proceso de migración intrincada al aprendizaje en línea denominado enseñanza remota de emergencia (ERE), también educación online de emergencia, para garantizar la continuidad como la conocemos. Así, distintas escuelas en el nivel básico educativo e instituciones de educación superior (IES) se han apresurado en las medidas tomadas, dejando como consecuencia tanto a estudiantes como profesores abrumados, entretanto se define el rumbo más adecuado durante la crisis (3).
Esta implementación de la educación online de emergencia es la que se viene identificando como coronateaching, que de acuerdo a la definición de Luz Montero, directora UC Online de la Pontificia Universidad Católica de Chile, no es más que el proceso de “transformar las clases presenciales a modo virtual, pero sin cambiar el currículum ni la metodología” (9), conduciendo esto, al riesgo de que para muchos, estos procesos de migración inmediata a la enseñanza y el aprendizaje en línea (improvisados en muchos casos) son sus primeras experiencias de e-learning que podrían concluir en resultados poco óptimos o en frustración y agobio debido a la adaptación a una modalidad educativa nunca antes experimentada sin la correspondiente capacitación para ello (4).
La ERE o ERT (por sus siglas en inglés) se diferencia explícitamente del aprendizaje en línea ya que la primera representa un cambio temporal y abrupto de la pedagogía debido a circunstancias de crisis; es decir, un cambio en la entrega normal de la instrucción a un modo de entrega alternativo, mientras que, como antes se indicó, la educación en línea, es una experiencia planificada que desde el principio ha sido concebida y diseñada para estar disponible en red (1) (5). Así la ERE, consiste en proporcionar acceso temporal a la instrucción y a los apoyos instructivos de una manera rápida y fácil de configurar durante la emergencia o crisis, implicando el uso de soluciones de enseñanza totalmente remotas para la instrucción que de otro modo se impartirían presencialmente o como cursos combinados o híbridos y que volverán a ese formato una vez que la crisis o la emergencia haya disminuido (7) (8).
Aunado a esto encontramos también, en debates de las redes sociales y en investigaciones recientes, indicaciones de que la ERE ha surgido como un término alternativo común utilizado por investigadores y académicos de la educación en línea, para establecer un claro contraste con lo que se conoce como educación en línea de calidad. Abreu (2020) sostiene que en la conceptualización de la ERE, la selección del término “enseñanza” sobre opciones como “aprendizaje” o “instrucción” es debido a su definición, al entenderla como “el acto, la práctica o la profesión de un maestro y el intercambio concertado de conocimiento y experiencia” (p.9). De igual manera por considerar que las primeras tareas, realizadas durante los cambios de emergencia, en el modo de entrega son las de un maestro, instructor u profesor (1).
Se observa además que los profesores sin la capacitación necesaria para realizar los correspondientes trasvases de las unidades curriculares a los EVA y, en su mayoría, sin un adecuado conocimiento y efectivo uso de los recursos tecnológicos que ofrece la web 2.0., así como sin poseer las suficientes competencias para seleccionar correctamente las metodologías de enseñanza y aprendizaje aplicables a esos entornos –tales como la gamificación, las metáforas narrativas, el flipped classroom, entre otras (6)- se vieron forzados a ofrecer esos cursos y/o programas que originalmente no habían sido diseñados para dichos espacios, realizando loables esfuerzos y otros de fallidos intentos, más avanzando en el objetivo de dar continuidad al proceso formativo.
Al tener pocos días para poner rápidamente todo lo que se hace en clase presencial en plataformas como Zoom, Moddle o Hangouts de Google, las cuales destacan entre las favoritas de los docentes y muchas instituciones, así como aplicaciones que la mayoría utiliza como Google Drive y Google Classroom, sin que otro producto de instrucción remota surja de manera preferente en su aplicación y uso, dan indicios o muestran signos de que muchos han confundido a la educación en línea con reuniones entre profesores y estudiantes con clases largas en salas de videoconferencia y con recargas en las estrategias de entrega asincrónicas, causando un escenario pesimista de agotadora experiencia por basarse en el modo pasivo tradicional de enseñanza centrado en el maestro, sin haber tenido la cuidadosa consideración de apreciar cómo las diferentes decisiones de diseño tienen impacto en la calidad de la instrucción, cuestiones que están y estarán ausentes en la mayoría de los casos en estos tiempos de emergencia (1) (5) (7).
Aun cuando el objetivo principal continúa siendo crear la mejor experiencia estudiantil posible en medio de tiempos increíblemente turbulentos, lo fundamental, en esto, ha sido que el abordaje de ese proceso de enseñanza (y) aprendizaje ha presentado exigencias y demandas de cambios hacia el principal actor de estos procesos; esto es, hacia el profesor universitario y su práctica docente, en quien descansa gran parte del éxito de este modelo y del que se espera alta disposición hacia la adquisición de competencias digitales, hacia la experimentalidad metodológica y la innovación o adecuación de los procesos de evaluación; entre otras acciones requeridas, por ser identificado como el principal articulador de este repentino proceso de adopción y transición en el marco de la crisis sanitaria (4).
No obstante estas circunstancias, especialistas de distintas universidades, redes y observatorios de la región de América Latina e Iberoamérica, se apresuraron a, en estos dos últimos meses, elaborar pautas y recomendaciones sobre prácticas instruccionales o estrategias de aprendizaje, para ser implementados por profesores en tiempos de incertidumbre con creatividad, flexibilidad y efectividad, para apoyar a los estudiantes a alcanzar los aprendizajes centrales de sus respectivos cursos en un ambiente virtual o en línea (9).
Así encontramos, entre otras iniciativas:
-La guía con orientaciones para la docencia online en tiempo de coronavirus, elaborada por especialistas de universidades en Chile [1];
-La serie de recursos educativos, buenas prácticas y lecturas dirigidas a docentes, personal no académico y estudiantes para hacer frente a la crisis por el COVID-19 que brinda el Observatorio de Innovaciones Educativas del Tecnológico de Monterrey [2];
-El portal de Educaweb [3] que ofrece consejos para que el profesorado que está realizando enseñanza remota de emergencia, pueda redimensionar su práctica pedagógica y acercarse cada vez más a la educación online y,
-Las plataformas y recursos que ha organizado la UNESCO, como las de origen nacional y herramientas de aprendizaje [4], así como el portal de recursos pedagógicos digitales [5] que incluye una lista de aplicaciones educativas de utilidad tanto para docentes como para estudiantes.
Débora Ramos Torres es especialista académica de UNESCO-IESALC
[1] https://www.latercera.com/
[2] https://observatorio.tec.
[3] https://www.educaweb.com/
[4] https://en.unesco.org/
[5] https://en.unesco.org/
Referencias:
- Abreu, J. (2020). Times of Coronavirus: Online Education in Response to the Crisis. Daena: International Journal of Good Conscience. 15(1)1-15. Mayo 2020. Disponible en: http://www.spentamexico.org/
v15-n1/A1.15(1)1-15.pdf - Downe, M. (2020). Opinion: This is not home schooling, distance learning or online schooling. Recuperado el 27 de Abril de 2020 de Atlanta Journal-Constitution Website: https://www.ajc.com/blog/get-
schooled/opinion-this-not- home-schooling-distance- learning-online-schooling/ b9rNnK77eyVLhsRMhaqZwL/ - Estrada Villafuerte, P. (2020). El aprendizaje remoto enfrenta otro reto: el profesorado no está preparado para la enseñanza en línea. Recuperado el 5 de Mayo de 2020 de Observatorio de Innovación Educativa. Tecnológico de Monterrey. Website: https://observatorio.tec.mx/
edu-news/profesorado-no-esta- preparado-para-educacion- online - Henríquez, F. (2020). El rol clave del profesor en la educación on line durante la crisis sanitaria. Recuperado el 27 de Abril de 2020 de El Universal Website: https://eluniversal.cl/
contenido/11348/el-rol-clave- del-profesor-en-la-educacion- on-line-durante-la-crisis- sanitaria - Hodges, Ch., Moore, S., Lockee, B., Trust, T. and Bond, A. (2020). The Difference Between Emergency Remote Teaching and Online Learning. EDUCAUSE Review, March 27, 2020. Recuperado de https://er.educause.edu/
articles/2020/3/the- difference-between-emergency- remote-teaching-and-online- learning - Jadán J. y Ramos, C. (2018). Learning Methodology Based on Narrative Metaphors and Gamification: A case study in a blended Master’s Program, Hamu
t´ay, vol. 5, nº 1, pp. 84-104. - Marcus, J. (2020). Will the Coronavirus Forever Alter the College Experience? NYTimes.
https://www.nytimes.com/2020/04/23/education/learning/ coronavirus-online-education- college.html - Mosquera, J. (2020). Diferencias entre la enseñanza remota de emergencia, la educación on-line y la educación a distancia.
- Pérez, C. (2020). El gran test de las clases ‘online.’ Recuperado el 27 de abril de 2020, de La tercera website: https://www.latercera.com/
tendencias/noticia/el-gran- test-de-las-clases-online/ JOJOMO7S2BAB3FNRJYPPHGUZ3I/
Imagen de Engin Akyurt en Pixabay
RELATED ITEMS