Informe sobre los Futuros de la Educación Superior prevé respuestas colectivas y holísticas a los retos mundiales
- Valores tales como el respeto, la empatía, la igualdad y la solidaridad deben estar en el centro de las futuras instituciones de educación superior y de sus misiones
- La educación superior puede configurarse como un bien público y como motor del desarrollo social y económico de los países y regiones
- Para democratizar la digitalización, los actores de la educación superior deben abogar por el derecho a la conectividad, a un dispositivo y a la creación de redes,
por ejemplo, a través de centros de aprendizaje - Las instituciones de educación superior deben estar a la vanguardia de la lucha contra la crisis climática y otros retos mundiales, mediante la producción de conocimientos y la incubación y transferencia de tecnología, e integrar la educación sobre el cambio climático al aprendizaje
El 25 de mayo de 2021, el informe Pensar más allá de los límites: Perspectivas sobre el futuro de la educación superior para 2050 fue presentado en una reunión virtual en la que participaron más de 500 personas. El informe es el resultado de un proceso colectivo y creativo de debates en torno al papel de la educación superior a nivel mundial. Dos preguntas guían este trabajo: ¿cómo le gustaría que fuera la educación superior en 2050? Y ¿cómo podría contribuir la educación superior a un mejor futuro para todos en 2050?
El objetivo de este informe compilado por el Instituto Internacional de la UNESCO para la Educación Superior en América Latina y el Caribe (IESALC) ha sido recoger los muy variados puntos de vista de 25 expertos mundiales en educación superior que fueron invitados a participar en esta fase del proyecto Futuros de la Educación Superior. Mediante notas conceptuales escritas y la participación en talleres en línea, se movilizaron los conocimientos e ideas de los expertos para crear el informe, que expone las posibilidades de futuros diferentes y mejores para la educación superior. “En el Instituto nos ocupamos no solo de prever, interpretar y criticar los futuros de la educación superior, sino además de crear la posibilidad y la realidad de futuros alternativos para la educación superior y todos ellos, si son posibles, son optimistas por naturaleza”, explica Francesc Pedró, Director del IESALC, en el prólogo.
Enmarcado en la iniciativa Futuros de la Educación de la UNESCO, el informe destaca cuatro mensajes clave para la educación superior de cara al 2050: 1. Asumir una responsabilidad activa en el desarrollo del potencial de la humanidad; 2.Promover el bienestar y la sostenibilidad, orientados hacia la justicia, la solidaridad y los derechos humanos; 3. Nutrirse de la interculturalidad epistémica y la diversidad, respetando las culturas y las identidades, y creando espacios para el diálogo; 4. Por último, crear y mantener la interconexión, forjando colaboraciones entre comunidades locales y globales, y vinculando la educación superior con otros niveles de educación, incluido el aprendizaje no formal e informal.
Dar forma a los propósitos de la educación superior
Como parte del trabajo de curaduría realizado por el equipo de analistas de UNESCO IESALC, las citas o ideas atribuidas a un determinado experto se incluyen en el informe y se muestran más abajo con su nombre entre paréntesis.
Según una de las afirmaciones del informe, la enseñanza superior debe configurarse dentro de un modelo de bien público, que “haya demostrado decisivamente durante la pandemia de Covid-19 su capacidad para mejor sostener las instituciones” (Simon Marginson). “Las instituciones de educación superior pueden aprovechar su pensamiento disruptivo” (Sir Hilary Beckles) para apoyar un cambio en los paradigmas de desarrollo global y regional, incorporando así la educación superior como motor del desarrollo social y económico de países y regiones.
Dentro del modelo de bien público, un ejemplo de cómo los gobiernos podrían proporcionar educación superior gratuita para todos podría ser a través de un “Fondo de Aprendizaje Global” (Nagla Rizk) que obligaría a los países económicamente más ricos y a las empresas globales a contribuir con una parte de sus beneficios para subvencionar la educación superior en todas las regiones. Conceptualizar la educación superior como un ecosistema interconectado mejoraría la colaboración y la relacionaría más, externa e internamente, con los demás ecosistemas con los que está entrelazada (Ronald Barnett), como los conocimientos, otras instituciones sociales y la economía.
La pandemia de Covid-19 ha puesto de manifiesto la mayor necesidad de cooperación mundial en materia de investigación, innovación y mejora de las capacidades científicas. Las respuestas a retos globales como éste serán el centro de la futura cooperación internacional, sustentada en valores de integridad y acceso equitativo que también deberán reflejarse en la forma en las que las instituciones de educación superior son dirigidas y gobernadas.
La respuesta colectiva: una educación con alma
En este camino hacia el fortalecimiento del papel de la educación superior, se necesita una educación superior más humana para todos, que incluya más a los grupos más vulnerables y tradicionalmente excluidos “como los no escolarizados, las mujeres, los jóvenes desempleados y las personas con discapacidad, las comunidades indígenas, de acuerdo con el objetivo más amplio de no dejar a nadie atrás” (Dorcas Beryl Otieno). La educación superior debe ser más receptiva a la diversidad, atrayendo a los alumnos indígenas, a las minorías étnicas, a los refugiados y/o a los grupos desatendidos, para crear espacios de diálogo. Después de Covid-19, las instituciones de enseñanza superior deben trabajar para reducir la brecha digital, “para garantizar que la integración de las tecnologías a la educación esté bien respaldada” (Mpine Makoe) mediante el acceso a Internet y a los dispositivos y el apoyo al personal.
También se recomienda la integración de disciplinas porque “de la hibridación pueden surgir nuevos conocimientos” (Ahmad Y. Majdoubeh). En este marco, se invita a entrelazar las artes y las ciencias con la innovación para lograr una “educación integral” (Ruiz Patricia Mariella Bravo López), alineada con la “educación para la paz y los derechos humanos” (Felisa Tibbits), y una educación que haga hincapié en la dimensión humana, incluyendo la resolución de problemas, el trabajo por proyectos, el espíritu empresarial, y el cambio climático (Pankaj Mittal).
Valores como el respeto, la empatía, la igualdad y la solidaridad estarán en el centro de las futuras instituciones de educación superior y sus misiones. En otras palabras, una “educación con alma” que “prepare a los alumnos no sólo para la subsistencia, sino para la vida” (Dzulkifli Razak), “apoyándolos para que sean mejores ciudadanos, más conscientes de sus responsabilidades cívicas y medioambientales” (Jocelyne Gacel-Ávila). Los alumnos deben ser tolerantes independientemente de las identidades de género, las preferencias sexuales, la clase, la lengua, la etnia, entre otros marcadores que suelen describir o definir a las personas y que son divisorios. Se necesitan pensadores críticos para contrarrestar los prejuicios y las noticias falsas.
Descargue el informe en inglés, en francés, en español.
La iniciativa del IESALC sigue explorando nuevas perspectivas sobre los caminos hacia 2050. El 25 de mayo se abrió una consulta pública sobre el futuro de la educación superior, en la que se invita a todo el mundo -de todas las edades, profesiones y lugares- a completar una breve encuesta en línea para dar su opinión. La consulta pública está disponible en inglés, francés y español.
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