«Si empezamos a actuar ya, en 2050 podríamos tendríamos acceso igualitario a la tecnología y ciudadanos más críticos» / Ibercampus
En la foto superior del acto de presentación, Eglis Chacón aparece la 1ª de izquierda a derecha, Luz Gamarra Caballero la 5ª y Emma Sabzalieva la 8ª, aunque comparten todas las siguientes respuestas a las preguntas que siguen:
- ¿En qué medida este último informe de la UNESCO Caminos hacia 2050 y más allá: Resultados de una consulta pública sobre los futuros de la educación superior? supera las críticas de Ibercampus a su informe general : débil consenso global y sin propuesta para planes de acción al Informe general previo sobre Futuros de la Educación.
La iniciativa de los futuros de la educación es un impulso global para reimaginar cómo el conocimiento y el aprendizaje pueden dar forma al futuro de la humanidad y del planeta. El objetivo principal de esta serie de discusiones ha sido generar una agenda para el debate, la investigación y la acción global sobre los múltiples futuros de la educación, el aprendizaje y el conocimiento en un mundo donde la creciente complejidad, incertidumbre y precariedad avanzan a pasos agigantados. Caminos hacia 2050 y más allá al igual que Reimaginar juntos nuestros futuros, es un mapa con múltiples rutas para la educación de los futuros, que reflejan caminos y contextos globales distintos que nos ayudan a repensar cómo será la educación superior en los futuros.
Concretamente, en Caminos hacia 2050 y más allá, a partir de la respuesta de 1.200 personas de 97 países se presentan seis llamados a la acción: i) defender el derecho a la educación superior; ii) abordar las barreras que limitan la participación; iii) abrir más activamente el acceso al conocimiento; iv) empoderar a las nuevas generaciones; v) esforzarnos porque la educación superior sea más relevante y vi) abogar por convertirnos en pensadores del futuro para anticipar los desafíos futuros e impulsar el cambio ahora.
Estos llamados invitan a reflexionar en materia de educación superior a los diferentes actores, desde las instituciones de educación superior, pasando por la sociedad civil y los responsables políticos en dónde estamos con respecto a cada uno de ellos y un punto clave a dónde queremos llegar. Esto nos permitirá ir trabajando para hacer de esos futuros deseables, futuros posibles.
- ¿En qué se diferenciarán y en qué deberían diferenciarse la innovación y la educación de 2030, 2040 y 2050 respecto a las actuales?
La iniciativa de los Futuros de la educación se concentra en 2050 – y más allá – para pensar en el largo plazo. Este no pretende ser un ejercicio futurista para dibujar escenarios, en contraste busca identificar caminos prometedores para construir políticas y estrategias que den forma a futuros deseables. La agenda 2030 ya se encuentra bien definida a través de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. La relevancia de este pensamiento radica en la importancia de mirar más allá para ayudar a las personas (ya sean expertas en educación superior o público en general), a reflexionar sobre los caminos que ya hemos recorrido, identificar buenas y malas prácticas, corregir y eliminar aquellas que no están alineadas con la búsqueda del bien común, esto con el fin de movernos hacia futuros más deseables.
Ahora bien, en la consulta pública se destaca la importancia de la presencia de la tecnología camino hacia 2050. Además del impacto en la sociedad, los encuestados señalaron el uso de la tecnología en la educación y los avances en investigación e innovación tecnológica como aspectos clave a tener en cuenta en los próximos 30 años; así, los participantes esperan que la tecnología tenga más impacto en la investigación, el mercado laboral, en el desarrollo de nuevas habilidades y el cambio institucional, así como en sus propias vidas.
¿En qué podrían diferenciarse?, si empezamos a tomar acción desde ya, en 2050 podríamos tener acceso igualitario a la tecnología y ciudadanos más críticos que conocen cómo es usada la tecnología y con qué propósitos. Teniendo esto en consideración, 2030 y 2040 podrían verse como hitos que acortan la distancia a esta visión.
- ¿Qué habilidades y actitudes debemos sembrar en personas y máquinas en esas décadas? ¿Podremos enseñar valores éticos a la Inteligencia Artificial (IA) sin otorgarles derechos?
Basado en la respuesta de los encuestados, los Caminos hacia 2050 y más allá revelan la adquisición de habilidades para la vida y para una ciudadanía responsable, conectada con valores y principios comunes, que supone una ciudadanía no limitada por un estado-nación, sino vinculada con todas las personas, cultivando una ciudadanía responsable y sostenible, inclinada hacia la sociedad, la naturaleza y el bienestar.
Los desarrollos de la IA nos han ayudado a producir notables resultados en diversos ámbitos. Sin embargo, dichos avances tecnológicos también han traído retos importantes, que ponen en juicio los sesgos de género o amenazas significativas contra la privacidad o la vigilancia masiva. En la consulta pública, los encuestados destacaron la importancia de la IA y los macrodatos como ejemplos de tecnología que pueden proporcionar información valiosa para la toma de decisiones en todos los niveles de la educación. Aunque la gente espera que los avances tecnológicos continúen, la IA se destacó como una preocupación, lo que supone un reconocimiento de las incertidumbres sobre las implicaciones que podría tener en la vida de las personas.
Es importante añadir que, en noviembre 2021, UNESCO presentó la primera norma mundial sobre la ética de la IA, adoptada por los Estados Miembros de la UNESCO en la Conferencia General. Ante la omnipresencia de la IA, este documento establece los valores y principios comunes que guían la construcción de la infraestructura jurídica necesaria para garantizar un desarrollo saludable de la IA. Así propone una serie de recomendaciones para maximizar las ventajas de la IA y reducir sus riesgos: i) mayor transparencia en cuanto al manejo de y protección de datos; ii) prohíbe el uso de marcadores sociales y la vigilancia masiva; sienta las bases para iii) supervisar y evaluar el impacto ético de los desarrollos; conservando iv) la protección del ambiente en cuanto a datos, energía y recursos para contribuir en la lucha contra el cambio climático.
- ¿Qué debemos hacer como docentes e investigadores para mejorar la gobernanza y sostenibilidad de las instituciones de educación superior?
A partir de la consulta pública, con 84% de participantes vinculados a la educación superior donde el 47% son profesores catedráticos, investigadores y/o personal académico en educación superior, las personas encuestadas exigen “inclusión con calidad” afirmando que un mejor acceso a la enseñanza superior y una mayor equidad en los futuros van de la mano de la mejora de la calidad. Es por eso que se insiste en la necesidad de proporcionar experiencias educativas de alto nivel y servicios de apoyo para preparar a los estudiantes para las realidades futuras.
Las personas participantes en el estudio suministraron ejemplos de cómo se podría mejorar la calidad, mediante la adaptación de los cursos a las normas de garantía de calidad identificadas que son relevantes y están definidas por los marcos de calificación nacionales, regionales y/o internacionales para las credenciales de educación superior.
El llamado a los docentes e investigadores desde los encuestados, es que la calidad también significa que los modelos de enseñanza y aprendizaje se mantengan actualizados y puedan gestionar los constantes cambios dinámicos generados por las sociedades y los procesos de globalización. Quienes respondieron la consulta pública visualizan profesores con mayores libertades para elegir la forma de impartir los cursos, sin olvidar la importancia de las opiniones y aportaciones de los estudiantes. Esta visión se complementa con el desarrollo más holístico del cuerpo docente, apoyando la formación del profesorado a través de la curiosidad, los valores, la investigación, la proactividad, teniendo en cuenta un mundo multicultural que conecta con otras culturas y las creencias para situar el aprendizaje sostenible como un valor transversal.
Respecto a la sostenibilidad de las instituciones de educación superior, Caminos hacia 2050 y más allá resalta la organización del conocimiento, donde “el aprendizaje está en todas partes”; y, para las personas encuestadas, esto se traduce en la necesidad de desplegar múltiples modalidades para garantizar que el aprendizaje también puede producirse en cualquier momento. Incluso, como principio para la educación superior digitalizada, la educación superior debe ofrecer lo que se necesita, independientemente de si se imparte en línea o fuera de línea y de si se trata de un programa de grado formal o de aprendizaje informal.
- ¿Cómo puede hacer la educación que se reduzcan las desigualdades en el mundo haciendo que esto sea una base para lograr las metas de los ODS?
Una de las principales preocupaciones que refleja la consulta pública cuando se piensa en 2050, es la desigualdad en el mundo, tanto desde una perspectiva individual que teme una baja calidad de vida, principalmente debido al impacto del cambio climático que puede aumentar las desigualdades y deteriorar el bienestar humano; como a nivel colectivo en relación con el cambio social donde las desigualdades se vinculan a la preocupación por la inequidad y la falta de justicia social. Ahondando en un temor que en 2050 las brechas y desigualdades sociales, la discriminación, la polarización, las asimetrías y las diferencias más profundas basadas en la etnia no solo persistan, sino que se profundicen.
Frente a esto, algunos llamados a la acción de la educación superior que el estudio presenta son: i) Defender el derecho a la educación superior, las personas encuestadas esperan mayoritariamente que esta educación siga desempeñando un rol importante en las sociedades y comunidades del futuro. Muchos incluso sugirieron que dicho rol se amplíe a medida que la educación superior adquiere mayor relevancia en los múltiples futuros que se avecinan; y, que la confianza depositada en la educación superior sea difundida ampliamente, ya sea en la formación de ciudadanos responsables, como fuente de información fiable o generadora de nuevos e importantes conocimientos.
- ii) Abordar las barreras que limitan la participación. Considerando previamente que todos los niveles de la educación se reconocen como derecho universal, la consulta pública señala que se debe ampliar el acceso a la educación superior, por lo que es necesario entender y eliminar las barreras de participación, con esfuerzos en muchos frentes, desde la investigación hasta la promoción y el cambio de políticas. No sólo se orienta a dejar entrar a más personas en esta educación, sino en apoyar a los estudiantes para que desarrollen sus capacidades individuales y encontrar formas de organizar dicha educación satisfaciendo las necesidades diferenciales.
- ¿Qué expectativas tiene usted con respecto a la participación y compromiso de la sociedad civil y mundial en la solución de los problemas de sostenibilidad actuales?
A partir de la consulta pública, el liderazgo juvenil se visualiza como esperanza importante para los futuros de 2050. La expectativa incorpora a la población juvenil y las nuevas generaciones en los asuntos que les afectan, consiguiendo alcanzar un nivel de compromiso social que mejore su contexto social, económico y político. También, los encuestados esperan que las personas muestren una mayor integridad en el futuro, actuando con honestidad y defendiendo sus principios, al tiempo que se centran en una sociedad integrada y más solidaria.
Además, aspiran a que en 2050 la educación superior esté centrada en los estudiantes; y, enfatiza el rol de dicha educación en el desarrollo de las competencias de las personas. En el contexto de una visión global, las sugerencias de los encuestados se centraron en las formas en que la educación superior puede cultivar una ciudadanía responsable y sostenible; y, en su rol para fomentar intercambios y eliminar las barreras para facilitarlos. Es por eso que algunos llamados a la acción para lograr estos futuros son: i) empoderar a las próximas generaciones y ii) luchar para que la educación superior sea más relevante.
UNESCO IESALC acaba de empezar con una consulta a la juventud que es otra forma de entender las expectativas de este grupo como parte de la sociedad civil. Las voces de la juventud a menudo se descuidan en la toma de decisiones, inclusive en la consulta pública participaron menos del 20%; y, si se imponen los conocimientos, las percepciones y las esperanzas a nuestras futuras generaciones, ¿creerán realmente ellas y ellos que pueden crear su propio futuro? Es por eso que esta tercera fase del proyecto Futuros de la Educación Superior transmite una clara señal para que las y los jóvenes comprendan que su futuro está en sus manos.
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