Una encuesta piloto revela que las mujeres sufren violencia psicológica y acoso sexual en sus campus de ALC
Tomando nota de la falta de datos y orientaciones existentes en relación con el problema de la violencia contra la mujer (VCM) en las instituciones de educación superior (IES), UNESCO IESALC elaboró una encuesta piloto para comprender mejor si las mujeres experimentan violencia en estas instituciones en la región de América Latina y el Caribe, de qué manera la sufren y la disponibilidad de mecanismos institucionales para abordar esta cuestión.
Más de la mitad (53%) de las encuestadas reveló haber experimentado algún tipo de violencia psicológica o emocional en las IES. Un porcentaje similar percibe hostilidad por parte de profesores o colegas hacia las mujeres y el 46% declaró haber oído a personas de sus instituciones insultar, ridiculizar o burlarse de las mujeres en general.
Cuando se les preguntó si creían que su institución las protegería si denunciaban violencia psicológica/emocional, el 50% se mostró en desacuerdo y muy en desacuerdo con la afirmación. En contraste con la violencia psicológica/emocional, la exposición directa a la violencia física se denunció con tasas significativamente más bajas, del 1,5%. Sin embargo, el hecho de que el 11% de las encuestadas confirmaran haber presenciado cómo golpeaban o sujetaban con fuerza a otras mujeres contra su voluntad en el campus, puede apuntar a una subestimación.
Además, se puede suponer que la mayoría de las instituciones carecen de estrategias o mecanismos claros para proteger a las mujeres de la violencia en la enseñanza superior: casi la mitad de las encuestadas (48%) afirmaron que no sabrían a quién dirigirse en sus instituciones si fueran agredidas físicamente.
En cuanto a los sentimientos y las percepciones, el 37% de las mujeres afirmaron no sentirse seguras con sus compañeros de clase, mientras que el 18% dijo creer que la violencia física contra ellas o contra otras mujeres estaba justificada/condonada en sus instituciones.
Por último, cuando se les preguntó si la violencia física iba precedida de violencia psicológica, la mayoría de las mujeres (51%) se mostraron de acuerdo y muy de acuerdo. También se preguntó a las encuestadas sobre sus propias experiencias en términos de acoso sexual en sus universidades. Aquí, las estimaciones agrupadas revelaron que las conductas de naturaleza verbal fueron las experiencias más denunciadas por las encuestadas, entre las que se incluían comentarios insultantes o groseros hacia las mujeres en general (45%), bromas sexuales (37%) y comentarios relacionados con el sexo sobre su aspecto físico (36%).
Por otra parte, las conductas de naturaleza física se denunciaron con índices más bajos: 36 de 131 declararon contactos físicos innecesarios, incluidos tocamientos no deseados, mientras que 9 mujeres de 131 dijeron que les habían pedido sexo a cambio de un beneficio o favor.
En riesgo
Cuando se preguntó a los encuestados por qué algunas mujeres de sus instituciones corrían un mayor riesgo de sufrir violencia sexual, predominaron las cuestiones relacionadas con la escasa capacidad de respuesta, así como con la existencia de roles y estereotipos de género. Respectivamente, la falta de conocimientos sobre cómo denunciar la violencia sexual y la falta de sanciones a los agresores, la prevalencia de comportamientos hipermasculinos y de normas sociales que refuerzan los estereotipos de la mujer fueron citados en los porcentajes más altos.
Cuando se les preguntó qué contribuía al riesgo de la VCM en sus instituciones, la mayoría de los encuestados mencionaron los bajos niveles de prevención: en particular, el 71% estuvo muy de acuerdo y de acuerdo en que la falta de reconocimiento de todos los tipos de violencia era uno de los principales factores de riesgo, seguido por la falta de formación del personal (66%) y de eventos/programas de sensibilización de género (65%).
Muchas encuestadas estuvieron de acuerdo y muy de acuerdo en que la ausencia de un sistema de respuesta eficaz en sus instituciones influía negativamente en la seguridad de las mujeres, señalando los deficientes mecanismos de denuncia (63%) y la ausencia de una política universitaria para responder a la violencia contra la mujer (57%).
La desigualdad de género y las relaciones desiguales entre hombres y mujeres también se consideraron causas profundas de la violencia contra las mujeres en el contexto de sus instituciones: por ejemplo, el 66% estaba muy de acuerdo y de acuerdo en que los líderes masculinos no estaban interesados en abordar la violencia contra las mujeres, al tiempo que señalaban en porcentajes elevados la falta de representación de las mujeres en la toma de decisiones (58%).
El estudio trató además de recoger las opiniones de las encuestadas sobre las acciones necesarias para aumentar la seguridad de las mujeres en las instituciones de enseñanza superior, presentando una lista de estrategias pertinentes, que fueron todas acogidas favorablemente por las participantes. En concreto, las mujeres reconocieron la importancia de establecer intervenciones claras tanto para la respuesta como para la prevención: entre los índices más altos, 104 de 131 señalaron la necesidad de establecer sanciones claras para los estudiantes y el personal que cometan diferentes tipos de violencia, mientras que 96 pidieron la creación de un organismo/comité dedicado a investigar, supervisar y evaluar las respuestas institucionales a este problema. Del mismo modo, 94 de 131 mujeres consideraron que una de las estrategias más adecuadas sería desarrollar una estrategia de promoción y comunicación para educar a las mujeres y animarlas a denunciar.
Principales hallazgos
A pesar de lo reducido de la muestra del cuestionario, los resultados arrojaron percepciones críticas sobre la violencia contra las mujeres en el contexto de las instituciones de enseñanza superior. En particular, la encuesta reveló los siguientes puntos:
- La violencia psicológica/emocional fue la forma de VCM que entre las encuestadas se experimentó en los índices más altos.
- La violencia física se denunció en tasas más bajas, aunque surgieron indicios de una posible subestimación.
- El acoso sexual se denunció en tasas significativas, especialmente en lo que se refiere a conductas de naturaleza verbal y no física.
- Se destacó la falta de mecanismos de prevención y respuesta para abordar la violencia contra las mujeres en las instituciones de los encuestados, señalando con especial preocupación la falta de mecanismos de denuncia y de sensibilización y conocimiento general sobre todos los tipos de VCM.
- Las encuestadas reconocieron plenamente la urgencia de establecer diversas estrategias de prevención y respuesta contra la VCM en las instituciones de educación superior.
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