Capacitar a la juventud: afrontar los retos y forjar el futuro en la región euromediterránea
Del 12 al 19 de abril, Bruselas bullía de energía al acoger una serie de actos centrados especialmente en la juventud. Entre ellos figuraba la inauguración de la Semana Europea de la Juventud, un encuentro que reunió a jóvenes de toda Europa, así como a una notable presencia de la región del Mediterráneo Meridional y Oriental, en el Parlamento Europeo de Bruselas. Allí los asistentes y participantes debatieron sobre temas cruciales como la salud y el bienestar, el medio ambiente y el clima, la educación y la formación, la paz y la cooperación internacional, y el empleo y la inclusión social. Los debates, celebrados tanto dentro del Parlamento como más allá de sus muros, arrojaron luz sobre cuestiones acuciantes y posibles soluciones a estos problemas.
En el dinámico panorama de la educación y la capacitación de los jóvenes europeos, los últimos acontecimientos han suscitado tanto entusiasmo como contemplación. Hace dos semanas, la Comisión Europea dio a conocer un proyecto de Nuevo Grado Europeo, que marca un hito importante en el camino hacia una Europa más unificada y competitiva. Esta iniciativa, nacida de la colaboración entre seis proyectos piloto Erasmus+ que abarcan más de 140 instituciones de enseñanza superior de toda la UE, introduce un concepto transformador: un título unificado otorgado al término de programas académicos transnacionales en la región. Esta iniciativa es prometedora como símbolo de excelencia académica e identidad europea, con el objetivo de dotar a los titulados de competencias adaptadas a las transiciones ecológica y digital que recorren el continente.
Participación de los jóvenes en la elaboración de políticas
Además, los debates pusieron de relieve la importancia del compromiso y la representación de los jóvenes en la elaboración de políticas e iniciativas. Las conversaciones hicieron hincapié en la apremiante necesidad de amplificar las voces de los jóvenes en los procesos de toma de decisiones, con la educación emergiendo como un pilar central de preocupación y oportunidad en la región EuroMed -una unión de los Estados miembros de la UE y 16 países del sur y el este del Mediterráneo construida sobre acuerdos de cooperación que pretende promover la integración económica y la reforma democrática entre los vecinos del sur de la UE en el norte de África y Oriente Medio-.
A medida que los debates profundizaban en los retos y aspiraciones de la juventud, se hizo evidente que el camino hacia el empoderamiento está plagado de obstáculos. En la región del Mediterráneo Meridional y Oriental, éstos van desde las trabas burocráticas hasta las barreras de acceso, conformando un complejo panorama que exige una atención específica. Cuestiones como las restricciones a la movilidad de los visados, las infraestructuras limitadas en las zonas rurales y las desigualdades sistémicas ponen de relieve la urgencia de encontrar soluciones holísticas.
La búsqueda de la autonomía de los jóvenes va más allá de la educación y abarca la participación política, la justicia social y la gestión medioambiental. Sin embargo, los modos tradicionales de participación, como los sindicatos formales y los partidos políticos, a menudo no encuentran eco entre los jóvenes de hoy, que buscan enfoques más integradores y ascendentes para lograr el cambio. La desconfianza en las instituciones políticas, unida a la sensación de desconexión entre generaciones, plantea enormes dificultades para entablar un diálogo y una colaboración significativos.
Sin embargo, en medio de estos retos existen oportunidades de transformación y renovación. Aprovechando el poder de la tecnología digital, fomentando el diálogo intergeneracional y reimaginando los marcos tradicionales, podemos allanar el camino hacia una sociedad más inclusiva y receptiva. Para construir un futuro sostenible es esencial dotar a los jóvenes líderes de las capacidades y herramientas necesarias para abordar cuestiones complejas, desde la resolución de conflictos hasta la promoción de políticas.
En el centro de la capacitación de los jóvenes también se encuentra el reconocimiento de la diversidad y la interseccionalidad. Los jóvenes no son un grupo monolítico, sino que aportan una gran variedad de experiencias, perspectivas y aspiraciones. Es imperativo desmantelar las barreras a la participación, abordar los prejuicios en los procesos de selección y fomentar una cultura de inclusión y pertenencia.
Además, la sostenibilidad de los esfuerzos de capacitación de los jóvenes requiere un compromiso a largo plazo para cultivar el talento, fomentar la resiliencia y forjar un sentido de pertenencia y propósito. No basta con poner en marcha programas puntuales o gestos simbólicos; debemos invertir en el aprendizaje continuo, el desarrollo de capacidades y el compromiso de la comunidad. La UE está dando un ejemplo positivo a través del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia de la Comisión Europea al dar prioridad a las inversiones en educación, incluida la actualización de los planes de estudio para adaptarlos a las necesidades del mercado laboral. Además, el mecanismo garantiza que los estudiantes tengan acceso a una vivienda adecuada y a otros elementos esenciales para apoyar su éxito académico.
A medida que navegamos por las complejidades de la capacitación de los jóvenes en la región euromediterránea y más allá, es esencial escuchar las voces de los propios jóvenes. Sus ideas, aspiraciones y preocupaciones deben guiar nuestros esfuerzos para construir un futuro más equitativo, inclusivo y próspero para todos. Juntos podemos crear un mundo en el que todos los jóvenes puedan prosperar, contribuir y forjar su destino.
Autora: Eliane El Haber, Responsable de proyectos asociados de UNESCO IESALC
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